Y tú ¿cuántos puntos has ganado hoy?

Cuando era un estudiante aquí en nuestro conservatorio, con 14 - 15 años, y empezaba a  tener inquietudes por dedicarme a la composición musical, recuerdo haberle preguntado a una profesora qué criterios se utilizaban para decidir qué obras perduraban en el tiempo y cuales no. ¿Qué debe reunir una obra para ser estudiada en un conservatorio? ¿La música  de la calle no está destinada a entrar por las puertas de cualquier centro musical e invadir sus diferentes estancias con sus armonías no clásicas, sus instrumentaciones populares o sus letras en nuestro idioma?  Lejos de dar respuesta a estas preguntas, pero asumiendo que cada uno de los que nos dedicamos a esto tenemos en nuestra mano dar un pasito más para derribar a los que amigablemente llamamos "dinosaurios", hay músicas que de todo género que sobrevivirán a sus generaciones y formarán parte de nuestra memoria colectiva en siglos venideros...

La pieza que vengo a presentaros hoy es una delicia musical. Es, sin duda, el complemento perfecto a una obra maestra del cine llamada "La vida es bella". Es una obra escrita por Nicola Piovani, compositor italiano que ganó el Óscar a la mejor banda sonora en 1998. Desconozco si existen en el cine algunos premios más importantes que los Óscars, cosa que creo que no, pero esta mañana al levantarme me ha venido a la cabeza y, considerando los tiempos que vivimos, pocos premios son para tan esperanzadora  y reconfortante melodía. 

Imagino que todo el mundo habrá disfrutado (y de habrá emocionado) con tan exquisita película, pero no viene mal recordar esa escena que nos hará viajar mentalmente a tiempos mejores y nos sacará una sonrisa... 

Sigo sin tener muy claros los criterios que utilizarán los musicólogos, historiadores y dinosaurios varios para que una obra transcurra a su tiempo, más allá de la memoria colectiva, y sea digna de estudio en los conservatorios de música... Mientras tanto, no me queda más que preguntarte: ¿Y tú, cuántos puntos has ganado hoy?